Anacleto González Flores, nuevo Patrono de los laicos mexicanos

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede aprobó que el mártir cristero Anacleto González Flores sea Patrono de los Laicos, y estableció que el tercer fin de semana de noviembre, en la Festividad de Cristo Rey, se celebre el Día del Laico, tal como lo había solicitado la CIII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano .

Al dar a conocer el decreto, fechado el 11 de julio de 2019, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) manifestó su deseo de que el ejemplo de Anacleto González Flores «nos recuerde que el camino de la santidad es un martirio vivificante que sólo es posible gracias a la fuerza de Dios».

Anacleto, arquetipo del catolicismo social de México

Anacleto González Flores nació el 13 de julio de 1888 en Tepatitlán, Jalisco (México) en un ambiente familiar y social de extrema pobreza, siendo el segundo hijo del matrimonio de Valentín González Sánchez y María Flores Navarro.

Luego de pasar cinco años en el Seminario de San Juan de los Lagos, decidió que no era su vocación; sin embargo, no quiso desaprovechar la formación humanística recibida en el  Seminario, y estudió para convertirse en en abogado.

Desde muy joven fue un notable orador, publicista, catequista y audaz líder cristiano, considerado uno de los más destacados representantes del catolicismo social de México.

En 1925, y ya comenzado el conflicto, se trasladó a Guadalajara y asumió la jefatura de la «U» (Unión Popular), al mismo tiempo que la de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) y de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa.

Al finalizar el año 1926, apoyó con su prestigio, su verbo y su vida los proyectos de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, impulsora de la resistencia activa de los católicos y el levantamiento cristero.

Considerado por el presidente Plutarco Elías Calles como líder moral de la causa de la libertad religiosa en Jalisco, el 1 de abril de 1927 fue detenido por fuerzas del gobierno y cruelmente torturado hasta alcanzar el martirio.

Al escuchar su sentencia, Anacleto González Flores respondió con estas recias palabras: «Una sola cosa diré y es que he trabajado con todo desinterés por defender la causa de Jesucristo y de su Iglesia. Vosotros me mataréis, pero sabed que conmigo no morirá la causa. Muchos están detrás de mí dispuestos a defenderla hasta el martirio. Me voy, pero con la seguridad de que veré pronto desde el cielo el triunfo de la religión de mi Patria».

Sus últimas palabras fueron: «Yo muero, pero Dios no muere, ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!».

Fue beatificado el 20 de noviembre de 2005, solemnidad de Cristo Rey, en la ciudad de Guadalajara (Jalisco, México), junto con otros doce mártires de la persecución religiosa en México.
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