Reflexiones desde mi cueva

Habiéndome refugiado en mi natal estado de Morelos, bajo un calor abrumante que no permite iniciar el sueño hasta muchos giros después de haberse acostado, gracias a las modernas telecomunicaciones es que he podido mandar artículos para DIARIO NUEVA VISIÓN, e incluso he enviado cuentos personalizados para nietos y sobrinos de diversos estados del país, con nombres y situaciones “ad hoc”.

No cabe duda de que en este encierro habremos de aprender muchos nuevos conceptos. Gran cantidad de personas se ha quedado en casa y desde ella siguen ligados a las empresas para las que trabajan, como financieros, algunos oficinistas, alumnos, maestros, padres de familia, conferenciantes, compañías de seguros, supermercados, corredores de bienes raíces, médicos…

Este episodio sanitario que ha golpeado a todo el mundo -algunas cosas para bien y otras para mal- y la humanidad definitivamente ha cambiado. Será la vida antes del coronavirus y la vida después de él. Muchas reglas sociales, laborales, de convivencia familiar, de compra-venta se han modificado y seguramente estos cambios permanecerán.

Lo anterior me recuerda los ataques de Osama bin Laden, fundador de la red terrorista al-Qaeda utilizando la aviación comercial, que cambió al mundo en cuanto a medidas de seguridad, documentos a presentar, horarios para llegar, control de equipajes, comida en vuelos… Todo ello obligó a modificar las costumbres de abordaje para los vuelos comerciales, así como de muchos otros medios de transporte tales como cruceros, camiones foráneos, trenes… y estas nuevas reglas permanecieron.

La globalización no ha sido fácil ni cómoda en ciertos rubros y los gobernantes y los ciudadanos de las naciones deberán elegir qué camino tomar. Creo que la globalización habrá de continuar, aunque algunas reglas inevitablemente se verán modificadas.

Aquí surge con preponderancia nuestra Iniciativa Privada, para realizar inversiones, adquirir nuevas tecnologías, producir en México -con nuestra gente- artículos que cómodamente importamos de otras latitudes y generar con ello más divisas, en vez de gastar miles de millones en una compañía petrolera (PEMEX) que ha servido sólo para generar una clase política turbia.

Por cierto, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador bien haría si revisa precisamente la construcción del tramo que deriva de la autopista de Cuernavaca a Cuautla y que ha sido una operación fantasma que lleva muchísimos años y no hay para cuándo concluirla. Algo parecido sucedió con Maravatio, Michoacán, e impedía conectar con la carretera a Guadalajara, que aparentemente era trabajada con algún tractor, pero la realidad es que por años estuvo parada. No hay derecho, !Qué poca! Pobres, fregados, encerrados, y una constructora -seguramente ligada a algún funcionario- dilapidando nuestro dinero.
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Jesús Galera Lamadrid

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