Llama el Papa Francisco a ser santos en el mundo de hoy

“Dios nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada”, señala el Papa Francisco en su nueva Exhortación Apostólica Gaudete et exsultate, ‘sobre la llamada a la santidad en el mundo actual’, publicada por la Santa Sede este lunes, 9 de abril.

Antes de entrar en materia, el Papa aclara que no pretende hacer “un tratado sobre la santidad”, sino que su “humilde objetivo” es hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades.

El Papa dice que la vía de la santidad son las Bienaventuranzas y el protocolo sobre el cual seremos juzgados según San Mateo: «Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».

El documento que invita a ser santos hoy en día, consta de 5 capítulos, 177 parágrafos y 42 páginas en su versión en español.

“La santidad es vivir lo ordinario de modo extraordinario”, puntualizó el arzobispo Angelo De Donatis, vicario general del Papa para la diócesis de Roma y encargado de presentar la tercera exhortación apostólica de Francisco.

La santidad “de la puerta de al lado”

Con su exhortación apostólica, el Papa Francisco aclara que la santidad “no es otra cosa que la vida que hacemos todos los días”, subrayó el vicario general para la diócesis de Roma.

“Es nuestra misma existencia ordinaria vivida en manera extraordinaria, porque ha sido hecha hermosa por la gracia de Dios”. Por eso, la santidad es algo accesible para todo el mundo y en cualquier circunstancia, que no lleva a pasarse todo el día centrado sólo en la oración o en una labor particular.

Y, en efecto, Francisco habla de la santidad “de la puerta de al lado”, como son “los padres y madres que crían con tanto amor a sus hijos, hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa; enfermos, religiosas ancianas, que siguen sonriendo”.

O la señora que no habla mal de las amigas; escucha con paciencia y cariño a los hijos; reza ante los problemas; y trata con afecto a los pobres.

Estilo de vida de los católicos

El Papa cierra el documento proponiendo cinco manifestaciones del amor a Dios y al prójimo. Se trata de: Aguante, paciencia, mansedumbre, alegría y audacia.

Por ejemplo, lamenta que los cristianos usen violencia verbal en Internet o que en medios se difame y se calumnie.

El enemigo

En el último capítulo recuerda explícitamente que el diablo existe y que es algo más que un mito.

“No pensemos que es un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea. Ese engaño nos lleva a bajar los brazos, a descuidarnos y a quedar más expuestos. Él no necesita poseernos. Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios. Y así, mientras nosotros bajamos la guardia, él aprovecha para destruir nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades, porque «como león rugiente, ronda buscando a quien devorar»”.

Concluye recordando que con la santidad “está en juego el sentido de mi vida ante Dios que me conoce y me ama, el verdadero para qué de mi existencia que nadie conoce mejor que él”.

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