Valores en el trabajo; algunos aspectos - 3
Espíritu positivo
* El espíritu positivo es una mezcla de serenidad interior, optimismo, caras amables y buen humor. Fomenta estas cuatro cosas.
* Sé sensible para para lo positivo. Elimina el pesimismo, lo negativo y el derrotismo.. Dale especial importancia a los aspectos positivos de la realidad.
* Cuando no te sientas bien, sonríe; cuando las cosas salen mal, ríete. No permitas que tu comportamiento sea resultado de tu estado de ánimo.
* Permanecer siempre alegre, es el mejor obsequio que puedes darle a los demás: sonríe y mira con cariño.
* Lo que hablamos anima o desanima. No hables de cosas negativas: críticas, quejas, lamentos, murmuraciones, etc. Motiva a los demás mostrando las cosas positivas.
* Vive la confianza como parte integral de tu vida. El espíritu positivo es el resultado de confiar en Dios, en los demás y en uno mismo.
* Vé la realidad presente con “ojos de futuro”. Recuerda que nuestros pensamientos y acciones construyen el porvenir. Así tendrás serenidad. Ahora te ríes de las “tragedias del pasado”; después te reirás de las “tragedias de ahora”.
* No te tomes demasiado en serio a tí mismo. No tomes los defectos de los demás como ofensas personales. No hagas tragedias de cosas sin importancia. Vive gozoso.
* Elige entre tus amistades a personas alegres, leales y serenas.
* Ten los pies en la tierra y el corazón en los demás y en Dios. El entusiasmo es el estado de ánimo resultante de poseer un punto de vista esperanzado de la vida. No dudes en imponerte retos.
Excelencia personal
* La excelencia comienza con un conocimiento realista de uno mismo: fortalezas y debilidades.
* No existe excelencia, sino exigencia.
* No hay calidad personal sin esfuerzo. Vencer cotidianamente la pereza y la comodidad es el inicio de la excelencia.
* Sé salvajemente sincero contigo mismo: no confundas lo que es, con lo que te gustaría ser. Pregunta a tus amigos de confianza cómo te ven; esto te facilitará adquirir una buena base para tu autoconocimiento.
* La excelencia implica la repetición de acciones buenas.
* La fuerza de voluntad se adquiere por repetición de actos que implican esfuerzo. Las personas creyentes rezan mucho: no se quedan en buenos deseos.
* La agresividad hacia las personas es una manifestación de inseguridad: los miedos, los caprichos, las manías y los complejos minan la propia seguridad.
* La envidia y el orgullo son autodestructores de la excelencia.
* Dos señales de autoestima inapropiada: mirar y tratar a los demás con aires de superioridad y la carencia de confianza en uno mismo.
* La excelencia personal es resultado de un mejoramiento continuo para eliminar hábitos negativos y lograr otros positivos.
* La excelencia acompañada del afán de servicio (o el prestigio profesional que puede derivarse de ello) no es presunción del que se cree perfecto, es sencillamente hacer rendir el talento propio y de los otros.
* Es el convencimiento de que con Dios y la ayuda de los demás, unidos al esfuerzo personal, cada día se puede ser mejor.
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Gabriel Martínez Navarrete