¡Escuchadle!

Éste es mi Hijo, el Amado ¡Escuchadle!
— Luc 9, 36

En el Monte Tabor, Dios Padre les dejó muy claro durante la Transfiguración de Jesús, que Moisés representa La Ley y Elías representa a los Profetas, es decir el Antiguo Testamento; y que San Pedro, Santiago y San Juan representan la Iglesia que nacía (nosotros somos esa Iglesia).

¿Cuál era el secreto para salir adelante? Con tan sólo escuchar la Palabra del Hijo de Dios, de Nuestro Señor Jesucristo, resolveríamos todos los problemas de este mundo.

Mi hijo mayor, en una ocasión, me insistió: “Papá, ya no escribas sobre religión y política, mejor escribe sobre el Medio Ambiente, que de eso sabes mucho”.

Le repliqué de inmediato que eso es lo que quisiera la izquierda, que haga yo a Dios a un lado, como lo pretenden y lo han conseguido en la sociedad hasta cierto punto, quitándolo de la vida pública, y ahora -a través de la Ideología de Género-, pretenden quitarlo hasta en las familias y la educación. Y eso yo no lo voy a hacer, porque Dios está íntimamente unido a la política, a la vida pública y privada, al Medio Ambiente; y si queremos resolver los tremendos problemas del Medio Ambiente, tenemos que ver su íntima relación con la política, la educación y la economía, porque sin ello no resolveremos nada.

Ya Anna Gates, hija del potentado Bill Gates, lo expresó muy claramente en Estados Unidos: “Cómo quieren que Dios, que es todo un caballero, se ocupe de nuestras vidas, si nosotros lo hemos sacado de ellas”. Y Ángela Merkel, Canciller de Alemania, públicamente afirmó: “Si Europa se quiere salvar (lo que vale para todo el mundo), tiene que regresar a sus orígenes, a sus raíces cristianas, a Cristo, a leer la Biblia”.

El haber sacado a Dios de nuestras vidas, especialmente de la vida pública, ha provocado la institucionalización de la corrupción, la mentira y la calumnia en nuestro México y en muchos otros países, y que es en lo que se basa el socialismo populista de Andrés Manuel López Obrador y su partido MORENA.

Se gobierna con mentiras y calumnias, que es con lo que trabaja el demonio. Se gobierna sembrando la división y el odio (la lucha de clases de Karl Marx) utilizando a los “idiotas útiles” (como los llamaba Lenin) que sirven de instrumentos para establecer el sistema socialista. Y claro está que estando Dios ausente, el demonio hace de las suyas: la cultura de la muerte y del odio se enseñorea de la situación y los problemas no tienen solución.

Dios Padre nos advirtió: Éste es mi Hijo amado, ¡escuchadle! De hacerlo, podremos reinstaurar la cultura de la vida y del amor, restableciendo el Orden de Dios en la Naturaleza y en la Sociedad Humana, acabando de raíz con todos nuestros cada vez más grandes problemas. Y seríamos una sociedad feliz en lo posible, con Libertad, Justicia, Seguridad, Prosperidad y todo lo bueno que podamos anhelar.

Si queremos eso para nuestros hijos, nuestros nietos y nosotros mismos, tendemos que ponernos vivos y actuar con valor y decisión, no permitiendo que nos impongan todo lo negativo y esclavizante que pretende el régimen de López Obrador.

Pongámosle un alto a todas sus argucias legales e ilegales para imponer una dictadura socialista como la de Venezuela. ¡No podemos dejar que México llegue a los extremos de hambre y desesperación en que se encuentran los venezolanos!

También en las Bodas de Caná la Virgen María nos lo indicó: “Hagan lo que el les indique”.

Así que, si queremos que todo marche bien, no podemos poner oídos sordos a estos llamados de Dios Padre y la Virgen María. ¡Abramos nuestra mente y nuestro corazón a su voz y escuchemos su llamado! Sigamos el ejemplo de tantos valientes y decididos que supieron ofrendar su vida por mantener los valores y los principios de la Cultura Occidental, plasmados en lo que San Juan Pablo II, nuestro querido Papa mexicano, llamó la cultura de la vida y del amor.

“Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida”
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Klaus Feldmann Petersen

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