Prevé FMI bonanza en 2018-2019… y luego riesgos

La economía mundial está ganando velocidad, por lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó en 0.1 puntos porcentuales su estimación de crecimiento de la economía mundial en 2017, a 3.7%, y previó que el renovado ímpetu de 2017 se repetirá en 2018 y 2019, por lo que revisó también al alza el crecimiento económico mundial, a 3.9% para ambos años (0.2 puntos porcentuales más de lo pronosticado en otoño pasado).

Pero, por otra parte, el FMI advirtió a los dirigentes políticos y las autoridades nacionales que este ímpetu económico es fruto de una confluencia de factores con pocas probabilidades de que dure mucho tiempo.

Se afianza la recuperación mundial

En su actualización de Enero de 2018 de las Perspectivas de la Economía Mundial, el FMI explica que el repunte cíclico que comenzó a mediados de 2016 sigue cobrando impulso. Unas 120 economías, que generan tres cuartas partes del PIB mundial, registraron un repunte del crecimiento, en términos interanuales, en 2017; se trata del aumento del crecimiento mundial más sincronizado desde 2010.

La revisión a la alza se debió a que, a nivel general, pero especialmente en Europa y Asia, los niveles de crecimiento fueron inesperadamente altos, tanto en las economías avanzadas como en las de mercados emergentes y en desarrollo.

Este pronóstico refleja la expectativa de que las condiciones financieras mundiales favorables y el fuerte nivel de confianza ayuden a mantener la reciente aceleración de la demanda, y sobre todo de la inversión, con un impacto notable en el crecimiento de las economías con voluminosas exportaciones.

Asimismo, el FMI prevé que la reforma tributaria y el correspondiente estímulo fiscal en Estados Unidos impriman un impulso pasajero en el crecimiento de Estados Unidos, y sus socios comerciales –sobre todo Canadá y México– se beneficiarán de los efectos favorables en la demanda durante 2018 y 2019.

No obstante, hay riesgos en el mediano plazo

Un peligro notable para el crecimiento económico mundial es el endurecimiento de las condiciones internacionales de financiamiento, actualmente favorables, a corto plazo o más adelante.

Podría producirse una corrección en los mercados financieros, por ejemplo, si hay indicios de una inflación más firme en Estados Unidos. Una mayor presión inflacionaria, sumada a un endurecimiento de la política monetaria más rápido de lo previsto, podría contribuir a intensificar la descompresión de las primas por plazo en Estados Unidos, a la apreciación del dólar y al retroceso de los precios de la renta variable.

El deterioro de las condiciones financieras mundiales tendría implicaciones para los flujos de capital y los precios de los activos a nivel internacional, ya que las economías quedarían expuestas a fuertes necesidades de refinanciación de la deuda bruta y a pasivos en dólares sin cobertura particularmente susceptibles a las tensiones financieras.

También del lado negativo, la respuesta de la inversión estadounidense a los cambios de la política tributaria podría ser más moderada de lo que contempla el escenario de base, con las consecuentes repercusiones en la fortaleza de la demanda externa de los principales socios de Estados Unidos.

Factores no económicos

Las perspectivas mundiales a mediano plazo están empañadas también por tensiones geopolíticas, especialmente en Asia oriental y Oriente Medio. La incertidumbre política también podría dar lugar a riesgos en torno a la implementación de reformas o a la posibilidad de que los programas de políticas se reorienten, por ejemplo en el contexto de las inminentes elecciones que celebrarán varios países (Brasil, Colombia, Italia y México).

Asimismo, los fenómenos meteorológicos extremos registrados recientemente –huracanes en el Atlántico, sequías en África subsahariana y en Australia– apuntan al riesgo de sucesos climáticos poderosos y recurrentes que acarrean costos humanos y pérdidas económicas devastadores en las regiones afectadas. Por añadidura, podrían exacerbar los flujos migratorios, desestabilizando en mayor medida la situación de países receptores ya frágiles.

La reactivación no es la “nueva normalidad”

En opinión de Maurice Obstfeld, Consejero Económico y Director del Departamento de Estudios del FMI, aun siendo positiva, la reactivación que se observa tiene pocas probabilidades de convertirse en una “nueva normalidad” y enfrenta peligros a mediano plazo que probablemente se agraven con el correr del tiempo. Y está convencido de que existen varias razones –en cierta medida reflejadas en las proyecciones de crecimiento a mediano plazo– para dudar de la perdurabilidad del ímpetu actual.

De esta manera, aunque la coyuntura actual puede parecer un buen momento para la economía mundial, exhortó a las autoridades de los países a hacer frente a los retos, a mirar más allá del corto plazo, ser prudentes y aplicar una política económica que refuerce la recuperación.

Éste es el momento de establecer márgenes de protección, fortalecer las defensas contra la inestabilidad financiera e invertir en reformas estructurales, en infraestructura productiva y en la ciudadanía, enfatizó.

Y es que la próxima recesión podría estar más cerca de lo que se piensa y las municiones para combatirla son mucho más limitadas que las de hace una década, especialmente porque la deuda pública es mucho más elevada, advirtió.

redaccion.nuevavision@gmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *