Los católicos latinos, raíz de la fe en Estados Unidos

Alfonso Riobó*/News Analysis/Omnis Terra

Monseñor José Horacio Gómez es arzobispo de Los Ángeles desde 2011 y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos desde 2016, pero nació en México (Monterrey). En el área metropolitana de Los Ángeles más del 70% de la población católica es de origen hispano.

La cultura latina y la religión católica pertenecen a las raíces de Estados Unidos. ¿Qué papel tiene hoy esa raíz?

Los latinos católicos han estado en este país desde antes de la formación política de lo que ahora es Estados Unidos. Sus raíces son muy fuertes, especialmente en todo el sur-oeste del país. Nombres de ciudades como San Diego, Nuestra Señora de los Ángeles, San Francisco, Santa Fe, Santa Mónica, Corpus Christi o San Antonio son sólo una muestra de toda una cadena de misiones que pintan la geografía de fervor católico.

La cultura católica de este pueblo vivo es antigua y es nueva; es del pasado y del presente, pero también del futuro. Los latinos somos la minoría más creciente y pujante de este país. La influencia del latino en Estados Unidos es sumamente significativa, porque su gran riqueza socio-cultural y religiosa continúa influenciando y moldeando todas las dimensiones sociales y existenciales de Estados Unidos.

El peso de la comunidad hispana o latina es cada vez mayor entre los católicos de Estados Unidos. ¿Qué problemas y qué oportunidades ofrece esta evolución?

Este flujo vivo, antiguo y nuevo de personas que acudieron al llamado de una sociedad herida por la despoblación a cambio de mejorar sus condiciones para vivir, ha provocado una situación política que no ha querido solucionarse. Algunos ven en ellos oportunidades de voto, y otros de esclavitud. Pero quienes sufren son las familias que temen la división y la deportación, sobre todo de los jóvenes que han crecido aquí con el sueño de una plena integración tras ser traídos aquí siendo niños.

Estos problemas no dejan ver las inmensas oportunidades que la población hispana ofrece al futuro de este país: su cultura del trabajo sufrido, del esfuerzo constructivo, su poderosa tradición familiar y solidaria, su espiritualidad enraizada en la confianza optimista en Dios providente… puede verse amenazada por la falta de formación y de condiciones igualitarias de trabajo que obliguen a este pueblo rico en valores perennes a seguir viviendo una infra-cultura que le impida florecer. Los hijos de inmigrantes católicos crecen en un mundo bilingüe y bicultural que tiene todo un potencial de evangelización si optan por Cristo y superan el espejismo de una cultura hedonista y agnóstica.

¿Cómo afrontan los Pastores el desafío que supone el estilo de vida consumista, o incluso la atracción de otras religiones? En particular, ¿les inquieta que los jóvenes de la comunidad latina puedan alejarse de la Iglesia?

El consumismo y el materialismo son grandes tentaciones y riesgos para toda la sociedad en Estados Unidos. Todos los niños y los jóvenes de este país, con sus mentes crecientes y en desarrollo, están expuestos a lo que muestran los medios de comunicación social, que no sólo influyen en la mente del joven, sino también en la de los adultos. Bien sabemos que la tecnología bien utilizada nos edifica, pero mal administrada nos destruye.

Los pastores ofrecen al pueblo de Dios, a través de las parroquias o de actividades diocesanas e inter-diocesanas como el Quinto Encuentro, la oportunidad de participar en distintos ministerios donde el servicio, la oración, el diálogo y la formación apoyen a las familias frente a estas influencias.

Una de sus convicciones es que los latinos están llamados “a ser los líderes de nuestra Iglesia”. ¿Cómo formar a esos líderes?

Los líderes actuales estamos llamados a acompañar a los líderes emergentes, a pasar la antorcha de la fe como facilitadores a que otros aprendan a compartir su fe, a planificar su ministerio, a visualizar la misión, a compartir los propios recursos. En definitiva, a tomar la iniciativa o “primerear” como dice el Papa Francisco, y adelantarse para acompañar al hermano. La clave es el acompañamiento y, como pastores, tenemos que fortalecer a nuestros hermanos para que se conviertan en apóstoles de Cristo. Ésta es una de las prioridades en esta Arquidiócesis.

Un punto de apoyo esencial son las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. ¿Brotan vocaciones sacerdotales y religiosas entre los hispanos?

Tenemos que dar muchas gracias a Dios nuestro Señor, que sigue llamando y entusiasmando a numerosos jóvenes que no sacian su sed de felicidad en esta nuestra sociedad de consumo y de placer. Sí, la comunidad hispana ha dado un nuevo impulso a la generosidad requerida para seguir de cerca al Señor y cuidar de su pueblo necesitado, que vaga como “ovejas sin pastor”. El reto es educar a estos jóvenes generosos, para hacerlos sacerdotes y religiosos bien formados.

La arquidiócesis de Los Ángeles es un recordatorio y una muestra viva de que Estados Unidos es una nación de inmigrantes. ¿Hasta qué punto es hoy la inmigración un problema para el país?

Así es. Como hemos dicho, este país es un país de inmigrantes que lo han hecho grande y poderoso. La inmigración es una gran oportunidad de crecimiento positivo, los estudios sociológicos nos muestran que los países crecen y se enriquecen en el intercambio de ideas, formas, y costumbres, y eso se da en el intercambio social entre los pueblos.

Algunas decisiones del gobierno en materia de inmigración están siendo muy polémicas, como la eliminación del programa DACA para los jóvenes inmigrantes (los “dreamers”) o del programa TPS para los salvadoreños. Los obispos católicos, y Usted en primera línea, los están defendiendo con energía. ¿Hay esperanzas de llegar a una “solución justa y humana”, como piden?

Con mis hermanos obispos estamos luchando para que haya una reforma migratoria justa y completa. Pido a Dios y a la Virgen de Guadalupe que se haga una realidad lo más pronto posible. Estamos defendiendo la dignidad de todo ser humano y buscamos una pronta resolución. Nuestra voz es clara y constante en este tema tan vital para nuestra sociedad. Unas de las cosas que hacemos los obispos es fomentar conferencias, reunir cartas de petición a favor de la reforma migratoria para enviarlas a los representantes políticos en el Congreso, y educar a las personas sobre los temas que les afectan directa e indirectamente. Hemos de permanecer atentos a lo que pase y alzar la voz por una solución justa y humana.

¿A qué se refieren cuando pide soluciones permanentes a los problemas de la inmigración?

Buscamos que las familias no sufran cambios de leyes en cada periodo presidencial, sino que puedan contar con leyes claras que permitan un crecimiento en la legalidad, una seguridad básica que sea cimiento para planear el futuro con confianza y optimismo, dejando atrás el temor de la incertidumbre y el juego político. No debe jugarse con las familias que sufren.

¿Cuál es el momento de la familia en Estados Unidos? ¿Cómo enfocan la pastoral familiar en el país?

Los medios pastorales utilizados, como seminarios, talleres formativos o retiros, deben completar la atención que las familias deben encontrar en sus parroquias para “ser acompañadas” en una sólida formación humana, espiritual, intelectual y pastoral que les permita permanecer unidas a pesar las dificultades contra-culturales y contra-familiares de este país. Los jóvenes deben ser fortalecidos y acompañados para que al llegar al instituto (aquí llamado High School) o a la Universidad, puedan plantar cara a la tentación de pensar que el catolicismo es “algo de sus papás” y que ellos están llamados a “secularizarse” según el modelo de moda. La Iglesia debe acompañarlos para que Cristo toque sus vidas y no quieran separarse de Él ni de su amistad. Es necesario que los medios propuestos toquen los aspectos más cotidianos de su vida familiar, de los que el Papa Francisco es modelo: el Papa de la vida cotidiana.

En muchos lugares de esta nación es patente la devoción a la Virgen de Guadalupe, la “Reina de América”. ¿Cómo les acompaña Ella en la situación actual de la nación?

La Santísima Virgen de Guadalupe es la madre de familia en esta Arquidiócesis, donde se la quiere entrañablemente, donde el pueblo la siente muy cercana en su vida de todos los días. Ella resuelve y consuela los problemas personales, familiares y sociales de su pueblo sufrido. Ella es la Emperatriz de América y Filipinas, la “Madre del Verdadero Dios por quien se vive”. Visitó este Continente cuando no se habían construido sus fronteras, y desde ese cerrito impulsó e impulsa la unidad de todos sus pueblos y la evangelización de todos sus hijos.

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* Nota sobre el autor
Director de la revista «Palabra», sacerdote, Doctor en Jurisprudencia y Filosofia
www.revistapalabra.es

redaccion.nuevavision@gmail.com

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