La trata de personas: lacra social del siglo XXI

Este 30 de julio se conmemora el «Día Mundial contra la trata de personas», fecha en que se renueva mundialmente el compromiso en la ardua lucha contra el tráfico de seres humanos, con el objetivo de impedir que los traficantes exploten a las personas como si fueran «productos», a la vez que se refuerza el empeño social de ayudar a las víctimas a reconstruir sus vidas.

En pleno siglo XXI sigue extendiéndose a nivel global esta lacra social abominable.

Aproximadamente el 72 % de las víctimas registradas de la trata son mujeres y niñas, mientras el porcentaje de niños esclavizados por este delito se ha duplicado con creces entre 2004 y 2016, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Entre 2003 y 2016 se registraron 225,000 víctimas “y hay muchas, muchas más víctimas ocultas que necesitan ayuda”, según el responsable de esta agencia dela ONU, Yury Fedotov.

Modus operandi de los traficantes

La trata de personas es una forma de esclavitud moderna que se inicia con el reclutamiento de las víctimas, en general en zonas con altos índices de pobreza, el traslado hacia zonas alejadas al lugar de residencia y la explotación propiamente dicha.

En este proceso, las falsas promesas, las amenazas y la violencia en cualquiera de sus manifestaciones son componentes centrales. La mayoría son retenidas con fines de explotación sexual, aunque también hay explotación laboral, mendicidad forzosa y trabajo infantil, sin olvidar el negocio de las adopciones ilegales y el tráfico de órganos.

En general, los reclutadores presentan ofertas de trabajo prometedoras que siempre van a estar alejadas del lugar de residencia de la víctima.

Esta estrategia les permite tener el control sobre la posibilidad de solicitar ayuda y al mismo tiempo limitar el retorno junto a sus familias ante la insuficiencia de recursos. Además se encargan de anular aspectos de la propia personalidad devastándolos a partir de condiciones sistemáticas de violencia, amenaza y humillación que llegan a despojar a sus «presas» de cualquier posibilidad de rebeldía ante el terror de ser reprendidas.

Es una maquinaria perversa porque hay cómplices

Tal como explican las organizaciones que luchan contra la trata de personas, esta forma de esclavitud moderna existe y se extiende porque hay personas poderosas que se enriquecen a partir de la violación de los derechos humanos.

Y también existe por la corrupción, el abuso y la impunidad que el poder brinda a individuos que prefieren mirar para otro lado, convirtiéndose en cómplices necesarios, «para que esta perversa maquinaria que se apropia de los sueños e ilusiones de miles de personas, continúe funcionando».

Aún falta muchísimo por hacer, reconoce la ONU

Ahondando en la cuestión, el Secretario General de la ONU, António Guterres, indicó que la mayoría de los países cuentan con las leyes necesarias, y en algunos se han producido recientemente las primeras condenas por trata de personas, pero reconoció que queda mucho por hacer para llevar a las redes transnacionales de trata ante la justicia y, sobre todo, para asegurarse de que se detecta e identifica a las víctimas y de que éstas pueden acceder a la protección y los servicios que precisan.
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