Georgia: La nueva estrella de la Libertad en el mundo

Si una nación está “vacunada” contra el socialismo, ésa es la República de Georgia, luego de haber padecido por más setenta años la miseria y la muerte provocada por el sistema soviético, y que hoy, tras aplicar cambios drásticos, se ubica como una de las naciones más prósperas y libres del mundo.

Georgia no quiere saber nada de socialismo y, por eso, optó por la economía de mercado que la ha situado ya en el décimo lugar del Índice de Libertad Económica del 2020, empatada con Taiwán.

Con un territorio pequeño de menos de 70,000 kilómetros cuadrados y una población aproximada de cuatro millones de habitantes, Georgia comparte fronteras con Armenia y Azerbaiyán, por el sur; con Turquía por el suroeste y al norte con Rusia. El mar Caspio está al este y el mar Negro al oeste.

Por su posición geográfica es considerado un país euro-asiático; Georgia aspira a formar parte de la Unión Europea y, por eso mismo, está integrado a las instituciones de Europa.

Por estar situado en un cruce de civilizaciones, ha tenido que mantener la independencia e identidad cultural de su gente mayoritariamente de religión ortodoxa en una zona musulmana.

En el siglo XX, a la caída del régimen zarista en Rusia, logró su independencia; pero en 1921 fue anexada a la Unión Soviética, y sólo tras la extinción del Estado soviético logra independizarse nuevamente en 1991.

Y ya como nación independiente, su población no vio mejoras en su situación, pues su gobierno seguía mayoritariamente compuesto por funcionarios de la época soviética.

No fue sino con la “Revolución de las Rosas” de 2003 (llamada así por su carácter pacífico) que Georgia logró cambios políticos y económicos, y de ahí en adelante ha experimentado un importante progreso, siendo su principal activo el contar con una población que está vacunada contra el socialismo que no gusta experimentar con fórmulas mesiánicas.

Luego de esta «Revolución de las Rosas», su primer objetivo como país fue plantearse ser una nación más libre que el propio Estados Unidos, y ya lo lograron al escalar al décimo lugar del Índice de Libertad Económica del 2020.

Para lograr esto, se basaron simplemente en el sentido común y se percataron de que el tamaño del gobierno era muy grande y las empresas del Estado muy ineficientes, además de que las regulaciones eran asfixiantes, y se dieron cuenta de que, en realidad, se requerían muy pocas cosas fundamentales para progresar, entre ellas:

* El Estado de Derecho con respeto a la ley.
* La propiedad privada.
* El libre acceso al mercado, garantizando la competitividad.
* Precios libremente fijados.
* Un mínimo de regulaciones.
* Libertad para contratar y rescindir contraro a empleados.

Hoy, Georgia está en el mapa mundial y se ha transformado en un destino de los turistas europeos y de Medio Oriente. Está explotando sus ventajas comparativas en la industria vinícola. Tbilisi, su ciudad capital, se ha convertido en un centro gastronómico donde se entrena a personal para los restaurantes de los países de Europa, Rusia y Medio Oriente. Sus calles son de primer mundo, bien iluminadas, con gente que denota la alegría de vivir y orgullosos de su progreso.

La ley básica de Georgia es la “Ley de Libertad Económica” que limita al gobierno a no tener déficit anuales arriba del 3 por ciento del PIB, un gasto público no mayor al 30 por ciento del PIB y, sobre todo, no crear unilateralmente nuevos impuestos.

La finalidad es que el gobierno haga un buen trabajo y no busque el camino fácil de hacerse de recursos a costa de los ciudadanos, pues costó mucho trabajo quitarle la carga del gobierno a los ciudadanos, por eso éstos se mantienen atentos a que no haya aumento de gastos no previstos.

Para los mexicanos, el caso de la República de Georgia representa una lección muy positiva del camino que hay que recorrer, de las cosas que hay que hacer, para lograr que un país sumido en la pobreza por el socialismo logre el crecimiento económico y el desarrollo armónico de sus habitantes.

Y es que,si Georgia pudo hacerlo sin contar con ninguna ventaja estratégica, aunque eso sí, contó con un pueblo «vacunado» contra el socialismo, con mayor razón lo puede lograr México también, por contar con mayores ventajas y recursos. ¡Ah! Pero eso sí: tendrá que contar con un pueblo que también este «vacunado» contra el socialismo y contra cualquier político demagogo que le intente vender solamente «cuentas de vidrio».
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Eugenio Cruz Barros

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