Virtudes y valores

En casi todas las épocas se ha escrito o hablado sobre virtudes. Por ejemplo, Aristóteles define la virtud, argumentando que no es una facultad ni una pasión de la persona humana, sino un hábito que busca la perfección.

También se ha dicho, que la virtud es un hábito que perfecciona al hombre para buscar la verdad y el bien. Y muchas otras definiciones, que no mencionaré por falta de espacio.

En lo que todas coinciden es que la virtud actúa sobre la persona de dos maneras: 1) le hace ser mejor persona; y 2) le convierte en buen operario en sus quehaceres diarios. Respecto al valor  es todo aquel bien que le hace ser útil al hombre, para la satisfacción de sus necesidades materiales y espirituales. Por ejemplo, la alegría se consigue  tratando de vivir la sinceridad y confiando en los demás.

Con el ejemplo, se influye positivamente  en los demás  y se va adquiriendo un liderazgo de confianza.

Pongamos optimismo y buen humor a nuestras vidas, la pasaremos mejor, pues en igualdad de condiciones,  sale siempre ganando quien toma las cosas con optimismo y buen humor, viendo el lado positivo de las cosas.

Podemos diferenciar entre valor y virtud, sabiendo que el primero  existe en si mismo y es permanente. En cambio la virtud, es cuando se utiliza el valor y se lleva a la práctica. Entonces el valor se convierte en una virtud y hace a la persona humana buena y feliz.

La aplicación en la vida de los actos humanos virtuosos (que hacen feliz al hombre) permite a la persona ir alcanzando la madurez  en el trato con sus semejantes. Abandonemos lo que nos destruye y acudamos a lo que nos hace felices. Decía León Tolstoi (1828 – 1910): “El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace” Querer el bien de los demás y estar olvidado de uno mismo.
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Gabriel Martínez Navarrete

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