Socialismo ya no es una palabrota

Mark Thornton
«Cortesía de la Biblioteca Ludwig von Mises»

Se ha dicho a menudo que nuestro futuro se encuentra en la próxima generación. Si es verdad, es una perspectiva terrorífica.

La generación milenial (18-34 años) cada vez se ve más a sí misma, políticamente, como socialista. ¡Conozco personalmente una pareja de hombres jóvenes que se declaran marxistas! Aunque eso es suficientemente atemorizador, recordemos el contexto en que ocurre:

1. Estados Unidos ya se enfrenta a varios problemas económicos desalentadores, como la deuda nacional, los derechos futuros no financiados (relacionados con programas sociales como la Seguridad Social y Medicare), así como una evidente posible inflación. Podemos dejar aparte cosas como la posibilidad de una guerra nuclear y los robots asesinos. Los problemas económicos son reales y probablemente se produzcan y solo pueden evitarse o tratarse devolviendo a Estados Unidos a una economía de libre mercado, no con socialismo.

2. Dirigir nuestro gobierno y sociedad hacia el socialismo solo empeorará las cosas. Peor aún, si los socialistas obtienen el control (y alguno podría argumentar que ya lo tienen) es improbable que entreguen el poder pacíficamente.

Podríais pensar que los acontecimientos en la Venezuela socialista inculcarían alguna sensatez en estos jóvenes, pero una nueva encuesta de GenForward muestra un creciente apoyo al socialismo. El informe indaga en cómo piensa la población milenial en política y nos ofrece una vista de cómo piensa la próxima generación. El apoyo al socialismo es más fuerte entre los afroamericanos y el capitalismo está apoyado por una pequeña mayoría de estadounidenses blancos. Entre asiáticos y latinos hay marginalmente más apoyo al socialismo. Dado el apoyo a la campaña de Bernie Sanders, este resultado no es sorprendente.

Cuando se les pregunta acerca de si la clave para resolver sociales es un gobierno fuerte o el libre mercado, los encuestados creen que el gobierno es la respuesta en proporción de dos a uno. La mayoría cree que el gobierno está haciendo un buen trabajo en la economía, especialmente los que se identifican como republicanos.

Cómo puede ser esto, es un misterio. El déficit público federal ha mantenido una media de más de un billón de dólares a lo largo de la última década. ¿Adivináis quiénes tendrán que pagar las facturas? Cada billón de dólares de mayor deuda pública pone una carga aproximada de 15.000$ sobre cada milenial. El alto apoyo al gobierno entre los republicanos es probablemente solo un reflejo del hecho de que su partido está en el poder.

La generación milenial quiere leyes con salarios mínimos más altos, igual paga por igual trabajo, educación gratis y que el gobierno pague sus préstamos de estudio, lo que indica que su coeficiente de inteligencia económica está cerca de cero. Entiendo que no sepan que las subvenciones a la educación superior hacen que un grado universitario sea todavía más inalcanzable, pero defender un salario mínimo mas alto es sencillamente una estupidez bajo cualquier condición.

Sus opiniones provienen de diversas fuentes. Su educación les ha lavado el cerebro sobre de dónde proviene nuestro nivel de vida. A muchos de ellos su estilo de vida les hace sentir culpables por los pobres y oprimidos. La envidia hacia los ricos y famosos también tiene su papel. Han tenido “éxito” y han estado “por encima de la media” toda su vida. ¿Por qué no pueden ser ellos también ricos y famosos?

Creo que un factor realmente importante es que, bajo estas condiciones, deberían sentirse traicionados y excluidos. Su generación, tomada en conjunto, es la primera que ha dado un paso atrás económicamente desde la Gran Depresión. Su ira real debería ir en contra de los baby boomers: sus padres y abuelos. Son la generación que permitió que crecieran la deuda pública y los programas sociales hasta convertirse en este monstruo mortal. Además, los boomers son la generación que se ha beneficiado de todo ese derroche y son la generación que pasará estos problemas a la generación milenial.

Siempre me he sentido incómodo ante la idea de impagar la deuda nacional y la Seguridad Social, porque creo firmemente en que hay que cumplir con nuestras obligaciones. Sin embargo, también sé que pueden hacerse alegatos éticos y económicos muy sólidos a favor del impago.

Según un sitio web, yo procedo de la generación Jones, de la que nunca había oído hablar antes. La generación Jones comprende los últimos baby boomers nacidos de 1954 a 1965.

Sin embargo, esta generación Jones es también la generación que ha hecho mucho del trabajo, recibiendo prestaciones cada vez menores de cosas como la Seguridad Social. Al mismo tiempo, no hace más que sufrir mayores ataques sobre su renta y riqueza, tanto de palabra como en las leyes. Por tanto, ahora estoy “haciendo el Jones” a favor del impago, lo que equivale a decir en jerga que quiero (si no ansío) impagos.

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El artículo original se encuentra aquí.
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