Siempre alegres

El secreto del heroísmo puede estar en la alegría. En la vida común y corriente, a veces suceden pequeños o grandes reveses, que nos mueven a manifestarlos  exteriormente y que opacan el ambiente. De aquí el refrán: “A mal tiempo, buena cara”, pues poner buena cara es difícil cuando “no está el horno para bollos”.

Las ocasiones para sonreír son múltiples. Por ejemplo:

* Cuando una persona no nos cae bien.

* Soportar las mil simplezas ocasionadas por sutilezas, que nos ocurren cada día. Estas pequeñas tonterías o cositas pueden evitarse: con buen humor.

* Pasar por alto la indiscreción de una persona cargante.

* Si estamos de mal humor, contar hasta veinte: 1, 2, 3…, acabaremos sonriendo y empezaremos a sentir el buen humor y a intuir la paciencia.

* Cuando sufrimos una contrariedad inmediatamente hemos de empezar a disimularla, sobre todo ante aquellas que no nos pueden resolver el problema.

* Cuando lo que nos irrita es importante objetiva y subjetivamente, entonces hemos de quitarle importancia al asunto, sin dejar de ser responsables.

Estos consejos son para llevar con alegría las contrariedades diarias y evitar disgustos por tonteras. Si vivimos la filiación divina, es decir, sentirnos hijos predilectos de Dios, estaremos siempre alegres.
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Gabriel Martínez Navarrete

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