Se vale soñar, aun en la pandemia

A medida que nos hacemos mayores, vamos entendiendo que vivimos en una comunidad más amplia, de la cual somos parte, y que está compuesta por las personas que nos antecedieron, por nosotros mismos, nuestros hijos y descendientes, e incluso los que todavía no han nacido. Verlo de esta manera, nos permite encontrarle un un sentido mayor a nuestra vida.

Estamos formados por quienes nos educaron y nos trasmitieron valores con su ejemplo y enseñanzas,ya sea en nuestro hogar o en las instituciones educativas, que nuestros padres eligieron por nosotros. En realidad es muy poca la originalidad que podemos tener. Pero así es la vida. Debemos ser agradecidos con todos los que nos antecedieron.

A medida que vamos avanzando en edad, nos preocupa el mundo que vamos a heredar a nuestros hijos y nietos. Pensamos que va a ser sin duda un mundo más difícil. Contra esto, es muy poco lo que podemos hacer.

En este año de la pandemia, que nos obliga a cuidarnos y no salir de nuestra casa, pareciera que nos inmoviliza totalmente y nos provoca ansiedad; sentimos que hemos perdido completamente nuestras capacidades. Y no es así. No podemos abandonarnos ante el pesimismo, debemos dar una respuesta que sea un ejemplo para las personas cercanas.

De por sí, las consecuencias económicas originadas por el Covid-19 son una catástrofe gigantesca para todo el mundo y que todavía no le vemos el final, ni la podemos dimensionar. Si a esto le agregamos la situación de México, divididos artificialmente en buenos y malos, más las realidades personales, la angustia se hace mayor.

Debemos tener Esperanza, no podemos renunciar a ella. Es necesario aprovechar esta oportunidad en que se nos presentan más ocasiones para comunicarnos entre nosotros, para conocernos mejor. Ahora es una buena oportunidad para que adelantemos en nuestros sueños, y esto vale para todas las edades.

Reconozcamos que no depende de nosotros dejar un mundo mejor, pero sí podemos dejar mejores hijos y nietos para el mundo. Aquí se vale soñar.

Busquemos que cada quien tenga sueños que realizar en la vida. Estamos a tiempo para definirlos, aprovechar esta inmovilidad para aconsejar a los que pueden y deben realizar sus sueños. Sabemos que llegara el momento y debemos estar preparados para ser felices.

Debemos tener ideas, en las que creamos, estas ideas sacarán nuestros talentos y lo mejor de nosotros. Que sea lo que valga la pena para dedicar nuestra vida, y así habremos aprovechado el encierro forzado de la pandemia.

Habrá oportunidades para emprender. No nos conformemos con ser funcionarios, busquemos en dónde podemos dejar huella, para qué somos buenos, conozcámonos mejor. Vayamos por la libertad personal y nunca nos equivocaremos al elegirla. Debemos de estar convencidos de que es una parte fundamental para realizar nuestros sueños. Desde ahora podemos elegirla y trabajar en todas las oportunidades para emprender. No aceptemos que se nos niegue la libertad, que es lo más preciado que tenemos, aunque estemos repitiendo una frase que es un lugar común.

El que emprende, es el que hace avanzar el mundo. No son los funcionarios ni el gobierno los que producen las innovaciones. Cualquier mejora, por pequeña que sea, de un producto o proceso cuenta como innovación y nos beneficia a todos.

Preparémonos para aceptar la adversidad, que las más de las veces será nuestra compañera. Aprendamos a manejarla y no caigamos derrotados ante ella. No se puede querer emprender sin que cultivemos la resiliencia, esa capacidad para aceptar la adversidad y mantener la mente calmada ante situaciones difíciles.
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Eugenio Cruz Barros

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