Podemos trabajar siempre mejor

Se educa con el objetivo de formar y desarrollar la personalidad de los futuros profesionales del país y los resultados que se obtienen son pobres: sólo unos pocos estudiantes llegan a incorporar a sus vidas, auténticos hábitos de estudio y de amor por un trabajo bien hecho, piedra de toque para cualquier proyecto ambicioso.

El problema es complejo, e intervienen gran cantidad de factores: pero sólo uno de ellos influye negativamente de modo decisivo: la carencia de hábitos de estudio y el afán para superarse continuamente en el trabajo.

Es frecuente que los padres de familia se quejan de que sus hijos, luego de haber hecho los estudios básicos y la carrera profesional, afirman que sus hijos se encuentran en un nivel muy por debajo de sus capacidades. Los profesores –que comparten la misma opinión-, atribuyen los resultados tan lamentables al empleo excesivo de la televisión y de los videos, puesto que se han convertido en ladrones del estudio.

Por ejemplo, si el colegio exige veinticinco horas de clase a la semana, hay que añadirle otras veinticinco horas de estudio durante ese tiempo, tomando en cuenta que a una hora de clase corresponde a una hora de estudio, para la asimilación, reflexión y la necesaria transferencia a la vida práctica, para adquirir un verdadero aprendizaje.

En la vida real, es difícil encontrar a un muchacho que, poseyendo inmejorables dotes personales y circunstancias que le favorezcan, dedique al estudio –de modo exclusivo- diez horas diarias. Esto es lo que necesitaría, según los pedagogos, para asimilar lo que se le enseña en la escuela. Seamos realistas, necesitarían tiempo para jugar y descansar en otras cosas que exijan menor esfuerzo. Habría que tomar en cuenta, lo que por el olvido natural, el alumno ya no vuelve a recordar.

Abandonar lo que cuesta. Rechazar las metas que impliquen esfuerzo. Ir por el camino del menor esfuerzo, equivale a conformarse con casi nada, o a ser mezquinos en la autosuperación personal y en el servicio a los demás. Los maestros opinan que el uso excesivo de la televisión y el video –extraescolares- apartan a los jóvenes del estudio, les recorta el descanso y los hace somnolientos y distraídos.

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Gabriel Martínez Na varrete

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