México elecciones 2021: ¿Autoritarismo o Democracia?

En nuestra cultura (o incultura) democrática, las elecciones intermedias de México, que son elecciones federales donde no se elige presidente de la República, son las menos concurridas, normalmente con un abstencionismo de más de 50%, lo cual indica que, para la mayoría de los votantes, ésta es una elección poco importante.

De nada sirve que la propaganda oficial nos diga que son las elecciones más importantes en la historia de México, lo cual es cierto desde el punto de vista del número de ciudadanos que podrán votar, pero no lo es para la mayoría de los votantes.

Claro, hay excepciones, ya que se elige una gran cantidad de gobernadores, que a nivel local si tienen muchas más probabilidades de tener una asistencia copiosa en las urnas, pero no la tendrán las elecciones para diputados federales, ya que, con nuestro limitado conocimiento de la democracia, para la mayoría no es claro cuál es el papel del Poder Legislativo, que en esta elección intermedia forma la parte más importante de los cargos en juego.

Tome usted un grupo al azar de ciudadanos y pregúnteles para qué sirven diputados y senadores. Lo normal será que la mayoría piensen que sólo sirven para validar y dar legalidad a las iniciativas del Poder Ejecutivo. Difícilmente se verá al Congreso como un contrapeso efectivo que nos dé un balance de poderes, que sea una salvaguarda contra el autoritarismo y que permita escuchar todas las voces antes de tomar decisiones importantes.

Aún más: a ese mismo grupo de ciudadanos pregúnteles cuáles son los nombres de su diputado y de su senador, y a qué partido representan. Poquísimos tendrán una respuesta clara. Y si, además, usted les pregunta cuál es su trayectoria, lo más probable es que casi nadie la conozca. Todavía más, muéstreles sus fotografías entre las fotografías de otros ciudadanos, y puede apostar casi con total seguridad que no lo reconocerán.

Hay, por cierto, un aspecto muy importante en estas elecciones, aspecto que casi no se ha mencionado. En estas elecciones, por primera vez en muchos años, se permitirá la reelección sucesiva de diputados y senadores. Lo cual va contra muchas décadas del famoso aforismo “Sufragio efectivo, no reelección”. La teoría es que, al permitirse la reelección consecutiva de estos funcionarios, ellos se verán obligados a cumplir sus ofertas de campaña y cuidar su desempeño como legisladores ante aquellos que los eligieron. Y es que, hoy por hoy, la mayoría de los políticos le deben su puesto a las buenas relaciones que tengan con la estructura partidista, no a los votantes. Si esta teoría es cierta, los miembros del Poder Legislativo tendrán mucho más interés en quedar bien con los electores… Habrá que ver sí la teoría se cumple. Porque, en realidad, un número sustantivo de legisladores han escogido hacer la prueba de la reelección.

Los medios y buena parte de los partidos de oposición están presentando estas elecciones intermedias como una especie de plebiscito sobre la administración de Andrés Manuel. De hecho, si uno ve las declaraciones de la oposición política, así como de la multitud de grupos ciudadanos que se están organizando para influir en las elecciones, es claro que la mayor parte de los argumentos para votar por partidos diferentes a Morena y sus aliados, se basan en proclamar las insuficiencias de nuestro presidente y su administración. Prácticamente no se ven propuestas más allá del conocidísimo “quítate tú para poner a otro”. Con lo cual solamente estamos prolongando ese ayuno de ideas y de propuestas que ya se ha comentado ampliamente en esta columna.

En estas elecciones, con nuestro voto, estaremos tomando: 1) La decisión entre continuar o profundizar el autoritarismo en nuestro sistema político mexicano, o 2) la de avanzar hacia una democracia plena, una democracia sin adjetivos, sin condiciones.

Estaremos eligiendo una capacidad de contrapeso al Poder Ejecutivo, que limite los excesos del Poder y les dé voz a minorías sustanciales y que actualmente no están siendo tomadas en cuenta para la toma de decisiones. O, en el extremo contrario, la ciudadanía estará extendiendo un cheque en blanco a la administración actual, confiando en la «sabiduría» y la «buena fe» del titular del Ejecutivo Federal.

Al final de cuentas, no se trata de un tema de simpatías personales. Se trata de construir un sistema de balances y comprobaciones que impida la prostitución de un sistema que todavía no acaba de ser plenamente democrático y que necesita consolidarse.

Esto, amigas y amigos, es lo que se está jugando en este 2021. Y no podemos estar ausentes en esta decisión, de la cual van a depender en mucho las situaciones que se nos presenten en los próximos años, situaciones que no se ven fáciles.
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@NuevaVisionInfo
redaccion@diarionuevavision.com
Antonio Maza Pereda
@mazapereda

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