La Semana Santa, como anillo al dedo

Hace pocos días el Santo Padre convocó a todos los cristianos y personas de buena voluntad a presenciar y recibir la bendición Urbi et Orbi, de forma extraordinaria a puerta cerrada y sin fieles, a causa del Coronavirus, en la Basílica de San Pedro.

Muchísimos medios de comunicación nacionales e internacionales hicieron alusión a que la Basílica de San Pedro jamás había estado tan llena, a pesar de que no hubo fieles presenciales. Por los medios digitales el mundo entero estuvo presente sin “asistir”.

A pesar del encierro en que nos hallamos por cuestiones de sanidad, podemos ver la Luna que nos cuenta cómo sucedió todo aquella noche trágica en que Cristo liberó a la humanidad de las ataduras del pecado, pagando por nuestros errores un precio muy alto: su sangre, su vida.

La luna llena, bellísima en estas noches, marca el tiempo en que se realizó nuestra Redención. Para Dios que domina el universo -pues Él lo creó- no existen las casualidades, y si este encierro mundial se ha dado en tales fechas, será para brindarnos la oportunidad de detener nuestras ambiciones y atarantamientos, nuestras malas vibras. ¿Será, me pregunto, una de las últimas oportunidades para acercarnos a Él? Nadie ha salido vivo de este planeta, por lo tanto nuestro destino está más que marcado: ser justos, humildes y amar al prójimo.

No se trata de estampitas ni de juegos aparentes, se trata de un sincera y profunda conversión. Todos tenemos nuestros ‘guardaditos’ y esta Semana Santa es tal vez la oportunidad final, y por ello, nos cae como anillo al dedo. Pedir perdón: ¡Perdónanos Señor, perdónanos! Yo encabezo la lista.

Imagino que ahora que están cerradas las parroquias y casi todos estamos en casa, mejor que nunca Dios nos unirá y nos ayudará a retomar su palabra y su ejemplo. Pidamos a la Virgen Maria nos ayude a seguir adelante, como familia, como país, como género humano.

Roguemos a Dios por todos nuestros médicos, enfermeras, gente de farmacias, laboratorios; por quienes trabajan en panteones y en empresas funerarias…

Esta Semana Santa, nos ha venido como anillo al dedo, no hay duda.

Laus Deo.
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Jesús Galera Lamadrid

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