La absorción de Donald Trump por el Estado profundo

Jacob G. Hornberger
«Cortesía de la Biblioteca Ludwig von Mises»

La polvareda sobre la OTAN confirma, una vez más, que el presidente Trump, por desgracia, ha sido absorbido por el mismo Estado profundo cuya existencia lamenta a veces. Después de preguntarse aquí, en Estados Unidos, la utilidad de la OTAN. Trump viajaba a una reunión de la OTAN en Europa, donde cambiaba de opinión y declaraba su firme compromiso con este anacronismo de la Guerra Fría, declarando públicamente: “Creo en la OTAN” y expresando públicamente su impresión de que la OTAN esta “muy unida, muy fuerte, sin problemas”.

Enfrentémonos a la incómoda verdad: la administración Trump son sólo cuatro años más de Bush-Obama.

¿Afganistán? Las tropas de Estados Unidos siguen ahí, matando y muriendo. Como los presidentes George W. Bush y Barack Obama, Trump las mantiene allí.

¿Iraq? Las tropas de Estados Unidos siguen ahí, matando y muriendo. Como Bush y Obama, Trump las mantiene allí.

¿Siria? Las tropas de Estados Unidos siguen ahí, matando y muriendo. Como Bush y Obama, Trump las mantiene allí. De hecho, cuando Trump expresó su deseo de retirar las tropas de Estados Unidos de Siria, cambió inmediatamente de opinión cuando supo que el Pentágono estaba en desacuerdo con esa acción.

¿Corea del Norte? Las tropas de Estados Unidos siguen ahí, casi 70 años después de que el Estado profundo entrara en el conflicto ignorando la declaración de guerra del Congreso constitucionalmente requerida. Como Bush y Obama, Trump las mantiene allí y, hasta recientemente, incluso ha amenazado con hacer llover fuego y furia nucleares sobre los norcoreanos mediante bombarderos nucleares de Estados Unidos.

¿Guerra contra el terrorismo? Las fuerzas de Estados Unidos continúan asesinando gente. Como Bush y Obama, Trump las mantiene asesinando.

¿El embargo a Cuba de Estados Unidos? Como Bush y Obama, Trump lo mantiene en existencia.

¿Bases militares en otros países? Como Bush y Obama, Trump las mantiene allí.

¿El complejo militar-industrial de Estados Unidos? Como Bush y Obama, Trump lo mantiene y extiende.

Vaya, Trump incluso cambió de opinión cuando la CIA presionó para extender el plazo del secreto con respecto a los ficheros de la CIA de hace 55 años con respecto al asesinato de Kennedy. Aunque Trump había anunciado hasta el día anterior del vencimiento establecido por la ley en octubre que pretendía abrir los archivos, cedió el último día, accediendo a lo que quería la CIA.

¿Y la OTAN? ¿Qué ha conseguido Trump en Europa? Todo lo que ha hecho es presionar a los miembros de la OTAN para acosar y saquear a sus ciudadanos con más impuestos para ayudar a pagar los exorbitantes gastos de la OTAN. Buen negocio. ¿En qué es esto útil? ¿Piensa realmente alguien que esto va a hacer que se reduzcan los gastos del Pentágono, la CIA y la NSA? Si es así, tengo un estupendo puente en Brooklyn que me gustaría venderle.

¿Qué está pasando aquí? Todo confirma lo que el catedrático de derecho de la Universidad de Tuft, Michael Glennon, dice en su libro National Security and Double Government: Los que están al mando son el Pentágono, la CIA y la NSA (es decir, la comunidad de seguridad nacional o lo que llamamos ahora el “Estado profundo”). El poder de la seguridad nacional del gobierno federal permite a los otros tres poderes mantener la fachada de estar al mando, pero es sólo eso, una fachada. En lo que respecta a los puntos críticos de la política, como la existencia continuada de la OTAN, los otros tres poderes, incluyendo el Ejecutivo, se espera que deleguen en el poder de la seguridad nacional, y lo hacen.

Piensen en la OTAN, la organización que creó el Estado profundo de Estados Unidos para combatir en la Guerra Fría contra el socio y aliado del gobierno de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética. Desde el principio, su misión en la Guerra Fría fue defender a Europa frente a una invasión soviética.

Pero la Guerra Fría acabó hace más de 25 años. ¿Por qué sigue existiendo este dinosaurio de la Guerra Fría? Sigue existiendo porque el Estado profundo de Estados Unidos decretó que tenían que seguir existiendo.

De hecho, no olvidemos que al acabar la Guerra Fría, los oficiales de Estados Unidos prometieron a los soviéticos que, a cambio del desmantelamiento por la Unión Soviética de su Pacto de Varsovia de la época de la Guerra Fría, Estados Unidos desmantelaría recíprocamente la OTAN.

No iba a ser así. Porque el Estado profundo de Estados Unidos (es decir, el Pentágono, la CIA y la NSA) decidiría que mantener la OTAN era más importante que mantener una promesa realizada a los comunistas de la antigua Unión Soviética.

Incluso cuando las fuerzas soviéticas se estaban retirando de Alemania, Europa Oriental y el Báltico, el Estado profundo de Estados Unidos hizo que La OTAN se extendiera hacia el Este, lo que permitiría entonces al gobierno de Estados Unidos, a través de la OTAN, entrar e instalar bases y misiles en la frontera entre Ucrania y Rusia. Y todo sería “legal”. Igualmente importante sería la decisión del régimen de Ucrania de despojar a Rusia de su antigua base militar en Sebastopol, en Crimea.

Los oficiales de Estados Unidos sabían que Rusia nunca permitiría que ocurriera eso. Después de todo, ¿cuál sería la respuesta del gobierno de Estados Unidos si repentinamente México decidiera apropiarse de San Diego, California, alegando el hecho innegable de que el gobierno de Estados Unidos provocó intencionadamente la Guerra Mexicana para robar la mitad norte de México? Todos sabemos cuál sería la respuesta. El gobierno de Estados Unidos nunca permitiría que ocurriera eso, llueva o truene.

La realidad es que los oficiales de Estados Unidos sabían que la amenaza de la OTAN de absorber Ucrania haría que Rusia se apoderara de Crimea en todo caso, aunque fuera ilegal, para asegurar mantener su control sobre su antigua base militar.

El movimiento de la OTAN como un agresor internacional empecinado fue astuto y brillante. Una vez Rusia reaccionó de la manera previsible, fue retratada, una vez más, como durante la Guerra Fría, como un agresor internacional empecinado en conquistar Europa, Estados Unidos y el mundo. La única diferencia era que durante la Guerra Fría eran los “impíos comunistas soviéticos” los que venían por nosotros. Esta vez es “la Rusia autocrática de Putin” la que viene a por nosotros. Una distinción que no es una diferencia.

Pero se trata de eso: el renovado entorno de Guerra Fría aseguraba que el Estado profundo (es decir, el Pentágono, la CIA y la NSA) continuaría con éxito a pesar del fin de esa Guerra Fría, con presupuestos siempre crecientes para ellos y el siempre creciente ejército de contratistas, subcontratistas y burócratas militares.

Aparte, merece la pena recordar que fue la propia Guerra Fría la que se usó para justificar la conversión del gobierno de Estados Unidos de una república con un gobierno limitado a un Estado de seguridad nacional. En el momento de la conversión, los oficiales de Estados Unidos decían que si se acababa la Guerra Fría podríamos recuperar nuestra república con gobierno limitado. Pero cuando acabó la Guerra Fría, no nos devolvieron nuestra república. el Estado profundo no permitiría que ocurriera eso.

Por desgracia, eso no fue todo lo que el Estado profundo ha conseguido que haga la OTAN. Ampliando su política de intervencionismo de Estados Unidos en Medio Oriente posterior a la Guerra Fría, el Estado profundo ha hecho que la OTAN lleve a cabo una operación de cambio de régimen en Libia, que, junto con la invasión del Estado profundo de Estados Unidos en Iraq y Siria, ayudó a encender la muerte, la destrucción y el caos en Medio Oriente aún más. Por supuesto, todo esto aseguraba una amenaza constante de represalias terroristas, que los cargos del Estado profundo han usado para garantizar aún más presupuestos siempre crecientes, poder y destrucción de la libertad y la privacidad entre el pueblo estadounidense.

Cuando la Constitución de Estados Unidos creó el gobierno federal, la idea era que el presidente no podía iniciar guerras sin una declaración de guerra del Congreso. Pero fíjense en cómo el Estado profundo ha eludido esa disposición constitucional con la OTAN. Lo único que tienen que hacer es admitir nuevos miembros en la OTAN, como Montenegro y Letonia, y son capaces de garantizar automáticamente la entrada en guerra de Estados Unidos para defender a esas naciones y que la Constitución se vaya al infierno.

Nuestros antepasados estadounidenses nos advertían en contra del poder de las grandes comunidades militares permanentes. Lo mismo hicieron los presidentes Eisenhower, Kennedy y Truman. Por desgracia, sus advertencias fueron ignoradas y Estados Unidos soporta ahora las comunidades de inteligencia militar más poderosas y destructivas de la historia. La absorción de Donald Trump por el Estado profundo es sólo una confirmación más de aquello contra lo que nos advertían nuestros antepasados y Eisenhower, Kennedy y Truman.

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El artículo original se encuentra aquí.
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