Escapadota sin niños

Para gran número de parejas con hijos es difícil realizar una “escapadota” sin niños… Las “escapaditas” son más fáciles de lograr poniendo un poco de buena voluntad, pero las “escapadotas” ya son otro nivel… ¿A poco no hay una abismal diferencia entre ir al cine, salir a tomar una copa, una cenita romántica y un viaje chulo como ese de la luna de miel que parece pertenecer a la prehistoria o haber sido sólo un sueño?

Independientemente si son “escapaditas” o “escapadotas”, ambas son necesarias para la pareja. Si hasta ahora el día a día “los ha comido”, los ha distanciado o enfriado la relación, si la exhaustiva tarea de la crianza de los hijos los tiene agotados, instalados en su zona de confort o de supervivencia, o quieren recordar viejos tiempos de aventura y sorpresas, pongan manos a la obra para salir y disfrutar juntos.

Es cierto que dependiendo la edad de los hijos y a mayor número de hijos y de días de ausencia de los padres, aumenta la complicación de la logística para dejarlos, no sólo atendidos, sino realmente bien cuidados, física y psicológicamente… ¡Vaya que no a cualquiera le confías a tus tesoritos por varios días!… ¡Ni cualquiera se rifa el cuidarlos!… Pero echándole ganas, al final, de que se puede, se puede… Porque además, es un hecho que las susodichas “escapadotas” suceden cada dos siglos…

Así pues, en caso de que opten por “alocarse”, para hacer una “escapadota” tomen en cuenta que requieren de: decisión, una dosis de realismo y planificación previa. De hecho, muchas cosas no las tenemos y no suceden porque existe un pensamiento inmaduro, caprichoso y mágico que piensa que el sólo deseo es capaz de hacer realidad lo deseado, sea lo que sea, en el momento que se quiere y bajo las circunstancias que sean… Y… ¡Noooo!

  • SEAN REALISTAS: respecto al número de días de vacaciones disponibles, economía familiar, salud de los miembros de la familia, preferencias personales, posibilidades para encargar a los niños y edades de los mismos, así como circunstancias especiales. Asimismo, sean conscientes de que, aunque dejen todo organizado y que sus hijos estén felices y perfectamente bien cuidados, sea con los súper abuelos o con personas de tu total confianza, esto no garantiza que tus hijos no los extrañen y que tal vez hasta derramen unas cuantas lágrimas de repente. Sin embargo, si ustedes son honestos y claros, ellos entienden y les gusta verlos felices, aunque no les súper fascine la idea de que los dos se vayan y los dejen.
  • PONGAN FECHA: tal vez no sea un día o mes exacto, pero escojan una fecha límite para realizar la “escapadota”. Puede ayudar si escogen algún motivo para festejar, pe., “los 40”, el x° aniversario de boda, etc.
  • AHORREN: saquen la cuenta de cuánto necesitan ahorrar mensualmente y religiosamente háganlo.
  • PLANEEN LA ESCAPADOTA…

Ahora bien, sé por experiencia que desde el momento de la concepción los gastos se disparan y que generalmente se busca lograr realizar “escapadas con los hijos”, pero ¡no hay que “olvidar-se”, “ustedes dos son una parte fundamental del sistema familiar! Aunque suene raro, pero su primera obligación es cuidarse mutuamente y hacer crecer su relación. Es un error poner siempre primero a los hijos, porque de hecho, los hijos estarán mejor si sus padres están bien y si su relación es estable y feliz. Por otra parte, la pareja no debe “echarle la culpa” a los hijos ni al trabajo de que “no se pueda” hacer cosas juntos o de que se “apague la chispa”, ¡la responsabilidad de encontrar los medios y el tiempo para mantenerla encendida es de la pareja! Es importante aclarar que lo anterior no invita ni aplaude la actitud de desapego, el abandono o irresponsabilidad que se puede tener hacia el cuidado y formación de los hijos.

Eso sí, durante la “escapadota” es normal que pienses en tus hijos, que veas cosas que les quisieras llevar, que veas lugares que te encantaría que vieran, que conozcas personas que te fascinaría que conocieran, que te asombren culturas que desearías que conocieran, que pruebes comida que te gustaría que probaran… Es normal que les mandes fotos y que les llames (sin “intensear” y en momentos adecuados).

No obstante, habrá personas que te digan que no desconectas y hasta podrás escuchar frases como: “tú a lo tuyo”. Entonces, podrás confirmar que efectivamente  no puedes ni debes desconectarte totalmente porque ellos ya son parte de tu realidad y justo al mantenerte en contacto estás haciendo “lo tuyo”, “lo que te toca”.

Me explico, aunque viajes sin hijos, tu vida ya es con ellos, no existe sin ellos fuera de la ecuación. Por tanto, aunque estés de viaje con tu esposa/esposo, solos sin hijos, no puedes simplemente desaparecer sin comunicarte con ellos, saber cómo están, contarles cómo están ustedes. Además, eso también les ayudará a verlos bien y felices.

En fin, los papás tenemos que cuidar nuestra relación de pareja, ya que a final de cuentas cuando los hijos vuelen, nos quedaremos solos los dos, y más vale que no seamos unos extraños el uno para el otro. Por eso, en realidad no importa la magnitud de las “escapadas” que realicen, pero de que son necesarias, lo son: Para recordar, recargar pilas, re-conocerse, re-valorarse, soñar y vivir…

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