El régimen abre una puerta de emergencia electoral

Por el estancamiento estructural y legal de Morena, el régimen abrió una puerta de emergencia hacia las elecciones del próximo año: usar el registro del Partido Verde Ecologista de México.

Esa alianza anunciada los últimos días es el nuevo rostro de un arreglo pragmático para mantener el poder entre las corrientes históricas del viejo sistema priista del siglo pasado, hoy actuantes en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido oficial, y sus satélites, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT).

Es un intento por restaurar el sistema hegemónico con un poder centralizado, autoritario con instrumentos formados y prolijados por ellos mismos desde décadas atrás. Ahí no hay espacio para la izquierda histórica del país ni para luchadores sociales de esa corriente.

Morena, el partido oficial, está hoy en control de un grupo aliado a López Obrador y contra las expectativas, se podría quedar en la dirigencia hasta las elecciones del año entrante, lo cual le concede facultades legales y poder para negociar candidaturas.

Legalmente el proceso electoral federal inicia el 1 de septiembre de este año y los procesos en los estados iniciarán en forma escalonada a partir de esa misma fecha.

Aunque fue el instrumento para llegar al poder, Morena se estancó en el proceso de pasar de ser un movimiento a transformarse en un partido político por las pugnas a su interior cada día más públicas que exhiben un alto grado de corrupción; por la imposibilidad de cumplir las condiciones para renovar legalmente su dirigencia y por la influencia soterrada desde estructuras de gobierno.

La llegada de Alfonso Ramírez Cuéllar a la dirigencia interina de Morena fue producto de una negociación entre varios grupos y cuya finalidad era despojar a Yeidckol Polevnsky (Citlali Ibáñez), restaurar el orden interno y entregar la estructura a Bertha Luján.

Ramírez Cuéllar tiene su trayectoria independiente de los grupos cercanos a López Obrador, pero con su propia estructura y fuerza.

Para cumplir con el primer objetivo ha llegado a interponer una denuncia penal en contra de Polevnsky por malversación de cientos de millones de pesos de Morena. El escándalo apenas inicia.

Esa demanda invalida legalmente a Polevnsky de competir por la dirigencia nacional y al otro competidor, el ex priista Alejandro Rojas Díaz-Durán, ya le fueron suspendidos sus derechos los próximos seis meses.

Es decir, aplanaron el camino para el arribo de Berta Luján o para extender el periodo del actual dirigente, pero todo indica que podría ser viable esta segunda opción.

La preeminencia de las reglas sanitarias pueden impedir a Morena cubrir cabalmente el proceso de renovación de su hoy dirigencia temporal, pues implicaría movilizar y concentrar a miles de personas, por lo cual Ramírez Cuéllar ya anunció que buscará la vía legal para permanecer al menos un año más.

Otra de las condiciones de debilidad de Morena son los enfrentamientos entre los diversos grupos a su interior, a la menor provocación posible.

Los radicales bolivarianos (John Ackerman, Irma Eréndira Sandoval, Martí Batrés, Pedro Salmerón, entre otros) abrieron un frente contra el coordinador de los senadores, Ricardo Monreal, pues les ofendió que le diera una entrevista a Carlos Loret de Mola, quien acababa de exhibir una fortuna inmobiliaria no suficientemente explicada por el matrimonio Ackerman-Sandoval.

Además, lo acusan de promover la creación del partido Fuerza Social por México aliado con Pedro Haces Barba jefe de un corporativo sindical llamado Confederación Autónoma de Trabajadores de México (Catem).

El golpeteo a Monreal tiene como objetivo desacreditarlo y dañar la imagen de su candidato a la dirigencia de Morena, Rojas Díaz-Durán.

Por ese panorama incierto en Morena, en donde los grupos radicales disputan el control, y ante el cumplimiento de los plazos legales para el proceso federal electoral 2021, se inserta el anuncio de la alianza Morena-PVEM y PT.

Ni nuevo ni sorpresivo el anuncio. Los origenes del PVEM se remontan a los mismos del grupo de López Obrador: en el viejo sistema priista.

El padrino de la creación del PVEM fue Emilio Martínez Manautou, ex aspirante presidencial en los setenta del siglo pasado, ex gobernador de Tamaulipas, una de cuyas hijas se casó con Emilio González, fundador y jefe indiscutible del Partido Verde Ecologista y quien lo heredara a su primogénito Jorge Emilio González Martínez, el llamado “Niño Verde”.

Este instrumento permitió a esa corriente aliarse indistintamente con quienes estuvieran en el poder. Finalmente regresó a reunirse con los grupos del viejo sistema, como ejemplo de ello fue que algunos cercanos colaboradores del ex presidente Enrique Peña Nieto tuvieron posiciones de poder en el estado de México y ahora son legisladores federales por esas siglas.

La figura más visible del PVEM es Manuel Velasco Coello, ex gobernador y actual senador por Chiapas, nieto del ex gobernador Manuel Velasco Suárez, por el lado paterno y nieto de un empresario y viejo amigo de López Obrador, por el lado materno.

Para el PVEM es como regresar a casa.

Al igual que en décadas pasadas la mejor posibilidad de forjar otra ruta política para el país es la articulación de organizaciones ciudadanas que con generosidad y visión realicen una labor de concientización,movilización y construyan una narrativa alterna a la restauración del viejo sistema.
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Mochila Política 127
Junio 30, 2020, Año 4

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