«Día de la madre», la mejor de las mujeres
Gracias al encierro por la pandemia, muchísimas mamás, a diferencia de otros años, por fin podrán pasar éste significativo día tranquilamente en casa. Seguramente extrañarán las reuniones amplias de familia, maravillosas, pero probarán la paz y el sosiego que da el hogar.
En el mundo entero la mujer es el centro del hogar, el punto neurálgico de las relaciones familiares y, por lo mismo, el centro de la familia.
Es triste, pero los feminicidios no se han reducido en México y tarde o temprano lo habremos de lamentar. Tan maravillosas, dulces y hermosas que son nuestras mujeres. Lo he dicho mil veces y sigo creyendo en la mujer mexicana como centro del hogar y de la patria misma.
Desde el DIARIO NUEVA VISIÓN, hacemos llegar a todas ellas el más profundo de los reconocimientos: GRACIAS MIL. De manera especial a aquellas madres que luchan día a día por superar la emergencia sanitaria y que por las tardes regresan a casa para ver si todo está en orden: papá, hijos, casa… y que al día siguiente se levantan y, con una sonrisa, vuelven a luchar. FELICIDADES A TODAS LAS MADRES, estén vivas u ocupen un lugar en nuestras almas.
A nuestras benditas madres que hacen que los cajones de ropa sean “mágicos“ y nos regresen una y otra vez la ropa limpia, y que en la cocina suceda otro tanto con los platillos, y no digamos ya con el amor, siempre dulces consejeras, listas a sacrificarse por la familia. Siempre inteligentes y valiosas.
Por cierto, sin pretender corregir al gran escritor iberoamericano Gabriel García Márquez, retomo un poema en que hizo referencia a la paternidad y al cual puso por título “Cuando los padres nos quedamos huérfanos…”, un poema precioso y de recomendable lectura.
Resulta que el famoso Gabo, a quien tuvimos el gusto de hospedar en México por años, utiliza la palabra «huérfanos» en este poema para hacer ver que los padres pierden a sus hijos sin notarlo, suavemente, cuando crecen, cuando se van de casa y se convierten en adultos, dando lugar a otra generación.
Comprendo muy bien lo que propone el autor y me parece extraordinaria la forma como lo hace. Aprovechando el asunto, creo que a nuestro idioma le hace falta definir la palabra en el sentido propuesto por García Márquez. Será porque los adultos no habíamos necesitado ese vocablo, pues eran nuestros hijos quienes por razones naturales de edad los que se quedaban sin padres. Hoy, sin embargo, la vida ha evolucionado y el término es requerido para expresar el concepto adecuadamente, sin confusiones, pues «huérfano» suele utilizarse para definir a quienes han perdido a alguno de sus padres, si no es que a los dos progenitores.
Recurriendo al principal afluente lingüístico del Español, el Latín, tenemos que la palabra que podría servir para ello es “materorbus” para las mujeres y “paterorbus” para los hombres, y significaría madre o padre que han perdido algún hijo, por haber volado éste…
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Jesús Galera Lamadrid