AMLO y Sociedad: Percepciones opuestas

La frase trillada de que «percepción es realidad» nos está afectando por ahora a un porcentaje no muy alto de mexicanos, ya que nuestro presidente percibe que todo marcha bien y que el pueblo está contento.

Y no es mentira el que muchos estén viendo con buenos ojos los cambios en la política de nuestro país, lo que ocurre es que no se puede mirar sólo el presente sin querer ver hacia dónde van nuestros pasos y un futuro no muy lejano que puede traer daños sociales y económicos si se continúa dañando la confianza de los generadores de riqueza que son los empresarios chicos y grandes.

El bienestar es también una percepción muy relativa, pues cada quien puede tener un enfoque distinto; por eso es obvio que nuestro presidente perciba un pueblo contento y animoso, amén de que sigue destapándose la cloaca de la corrupción, en donde prácticamente todo el gobierno estaba montado, desde los que atendían en ventanilla hasta los burócratas de élite. Todos o casi todos robaban cuanto podían y me atrevo a decir que casi todos caíamos en el camino fácil de la «mordida» de acuerdo a nuestra posición o situación en el día a día.

La percepción de los mexicanos es también lógica y congruente. Los que afirman que vamos mal, lo dicen porque ven a futuro que se pueden escapar las garantías, ya que se está modificando tanto la Constitución como las leyes, además de que la delincuencia no acata los llamados presidenciales a «portarse bien» y cada día es un poco más violento y peligroso vivir en México.

Los más, están contentos; los menos, están muy preocupados por los caminos que se están tomando. Pero ignorar cuáles son las condiciones para emprender y generar empleos y riqueza, es no querer ver que a la vuelta de la esquina no habrá dinero que alcance para mantener a las mayorías que reclamarán lo que perciben ahora como dádivas.

En estos días nuestro presidente habló de los empresarios, dijo que no está en contra de la utilidad y de la libre empresa. ¡Qué bien que lo dijera! Pero son pocas las veces que lo menciona. Ojalá y lo haga más seguido para intentar convencerlos, pero que esté consciente que no basta sólo con decirlo: sus obras y disposiciones tienen que ir en congruencia con ello; de lo contrario, en poco tiempo no habrá ni crecimiento ni desarrollo y nuestros pobres serán muchos más.

Si en los próximos días se logra un buen acuerdo con los contratos de los gasoductos, nuestro presidente habrá dado un gran paso en el sentido de recuperar la confianza del sector empresarial.
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Francisco Guzmán

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