Amar es saber decir “No” en el noviazgo

Si no estás preparado para casarte, no estás preparado para acostarte. Si te vas a casar mira que tu novio (a) tenga los mismos valores que tú, pon atención en lo que esa persona piensa de su familia. Si no ama a su padre y a su madre, no te va a amar.

Si no te gustaría convivir con un borracho o con un drogadicto, no te hagas novio de uno de ellos. Es importante ser selectivo e inteligente, ya que, cuando se daña a un joven se dañan generaciones. La corrupción se contagia, si uno de los dos es alcohólico, a veces los dos acaban siéndolo.

Octavio Paz dice que “la castidad cumple la misma función en Oriente que en Occidente: es una prueba, un ejercicio que nos fortifica espiritualmente y nos permite dar el gran salto de la naturaleza humana a la sobrenatural” (La llama doble, p. 22.).

Con el alma clara y limpia, se entiende más la grandeza del amor. A veces los jóvenes dicen que no se pueden controlar. Hay que decirles: “Si lo (la) quieres, no se hagan daño mutuamente”.

– Fulanita, dame una prueba de amor-, dijo un joven.

– Si te casas conmigo no te doy una prueba, sino muchas. Si me amas, sabrás esperar a que estemos maduros.

– Es que quiero saber si nos acoplamos, responde el joven.

– ¡Ni que fuéramos cápsulas espaciales! Si hay compatibilidad de caracteres y respeto mutuo, la habrá en lo demás.

La entrega está condicionada por el compromiso formal. El libertinaje representa odio al cuerpo, al hombre y al mundo. El libertinaje tiene su fundamento e que el cuerpo se torna organismo, mera cosa. Su expulsión del reino de lo moral es, al mismo tiempo, expulsión de lo humano. Se convierte en mero objeto, en cosa, y con él también se hace la vida del hombre vulgar y ramplona. Cuando el hombre se burla de su cuerpo, se burla de sí mismo.

Es propio del corazón humano aceptar exigencias, incluso difíciles, en nombre del amor. El novio que ama a su novia, sabe esperar, y no pide una prueba de amor, cuando él no puede ofrecerle un matrimonio con la misma prisa con la que él pide la prueba de amor. Y a veces, esa prueba de amor termina en odio a quien se le entrega, porque siente que esa persona, en vez de elevarlo, lo rebaja; otras veces, termina pidiendo más y más. Un joven equilibrado entiende que, la mejor opción, es la abstención sexual antes del matrimonio, y entiende que haya quienes elijan la virginidad para vivir su adolescencia o para toda la vida.

La elección de la virginidad o de celibato para toda la vida es una respuesta al amor de Dios y, por tanto, tiene el significado de un acto de amor esponsal; es decir, de un de una donación esponsal de sí mismo. Es una donación hecha como renuncia, pero hecha sobre todo, por amor.

San Agustín dice que “con el Espíritu Santo el placer consiste en no pecar, y esto es la libertad; sin el Espíritu, el placer consiste en pecar, y ésta es la esclavitud” (El Espíritu y la letra 16,28).

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Rebeca Reynaud

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