Relator de la ONU pide visitar a niños migrantes retenidos en EU

El relator especial para los derechos de los migrantes, Felipe González Morales, pidió al gobierno de Estados Unidos visitar el país para comprobar las condiciones en las que se encuentran los inmigrantes detenidos.

“Espero una respuesta positiva y poder ver tanto la situación de los niños detenidos, como en general de los migrantes, publicar un informe al respecto e informar al Consejo de Derechos Humanos”, explica el Relator.

González considera “muy grave” la separación de los niños de sus familias, la cual “viola el derecho internacional” y además “no produce el efecto disuasorio que el Estado quiere que tenga”.

Alrededor de 3,000 menores fueron separados de sus padres desde que el pasado mes de abril el gobierno de Estados Unidos decidiera adoptar una política de “tolerancia cero” contra las personas que entran al país de forma ilegal por la frontera de México. La medida fue suspendida a mediados del pasado mes de junio.

En un comunicado publicado junto a otros expertos en derechos humanos, se asegura que la detención “es una clara violación de los derechos de los niños y causa un daño irreparable que puede equivaler a torturas”.

Los inmigrantes no son delincuentes

Para el relator, la inmigración ilegal nunca debería ser considerada un delito y la detención sólo puede plantearse como un último recurso en el caso de los adultos y nunca para los niños.

Un juez federal estadounidense determinó a finales de junio que la Administración debía reunificar a las familias y dio 14 días de plazo para cumplir con la sentencia en el caso de los menores de 5 años y 30 días para aquellos que sean mayores de esa edad.

Cuando se cumplió el plazo, a las 00.01 hora local de la noche del martes al miércoles, 38 de los 102 niños menores de cinco años habían sido entregados a sus padres. Según informaciones de prensa, las autoridades no han entregado a los 64 restantes debido a la imposibilidad de poder comprobar la relación de parentesco a tiempo. “Estados Unidos tiene que solucionar cada uno de los casos. La situación es sumamente grave”, señala el relator.

Huyendo de la violencia

La mayoría de estas familias provienen de Guatemala, El Salvador y Honduras. Los datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) indican que un 58% de los niños centroamericanos que llegan a Estados Unidos están huyendo por miedo a ser reclutados en grupos armados o a ser víctimas de extorsión, violencia y amenazas de muerte contra ellos y sus familias.

“Muchas de estas personas podrían calificar como solicitantes de asilo”, explica González, que añade que hay otras fórmulas de protección internacional para los que no entraran en esa categoría. El principio de no devolución, por el que no se puede enviar a una persona a su país o a un tercero si va a estar en peligro, “aparece de forma explícita en la Convención contra la Tortura que Estados Unidos ratificó hace varias décadas”.

El relator también ve problemático el tratamiento judicial a los indocumentados.

En Estados Unidos, explica, muchos inmigrantes sólo tienen acceso a jueces migratorios, que no pertenecen al poder judicial, sino que dependen del Fiscal General, que es parte del Ejecutivo, con lo que “no tienen el mismo grado de independencia”.

Algunos casos llegan al sistema judicial, pero es “una tarea trabajosa”, sobre todo si se carece de representación de un abogado. Las cifras que maneja González indican que un solicitante de asilo tiene tres veces más probabilidades de conseguirlo si tiene un abogado. Muchos menores comparecen solos frente a las cortes de inmigración, algo que no es nuevo, pero sí lo es que los convocados a las audiencias sean niños de tan corta edad como uno, dos o tres años.

La mayoría de los padres de estos niños serán liberados en Estados Unidos, aunque algunos ya han sido deportados. Es probable que se les pida a los adultos portar tobilleras de rastreo mientras sus casos son revisados por un tribunal, un proceso que puede durar años, en los que permanecerán indocumentados.

“La única manera de hacerse cargo de la situación de manera apropiada es mediante un proceso de regularización. Lo otro es taparse los ojos con las manos”, asegura el relator.

Pacto Mundial sobre Migración

La regularización de los indocumentados es uno de los puntos en el espíritu del Pacto Mundial sobre Migración, que se ultima esta semana en la ONU.  Con la excepción de Estados Unidos, todos los Estados miembros de Naciones Unidas participan en este proceso, que es el primer gran intento de gestionar los flujos migratorios a escala internacional.

El Pacto, que no es vinculante, se adoptará por aclamación y no será necesario que cada Estado lo lleve al Congreso para ratificarlo. “El día de mañana Estados Unidos se podría adherir a él de manera informal. Estados Unidos no queda excluido para siempre del Pacto Mundial”, explica González.

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